Una
Carta Abierta
a la Toda la Familia Humana
Por
parte de
El Maestro Divino del Mundo
Avatar Adi Da Samraj
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Hay
una antigua tradiciùn en la que los maestros espirituales
genuinos ofrecen su ayuda profunda para la humanidad en
momentos de grandes calamidades. Al hablar con pasiùn
profética y desde las profundidades de su realizaciùn
espiritual, estos seres extraordinarios nos a adoptar
un camino capaz de enderezar las cosas.
En
este momento tan difícil en la historia de la humanidad,
Avatar Adi Da Samraj, un Maestro Espiritual de importancia
excepcional, hace un llamado urgente a todas las naciones
para que de manera colectiva efectúen cambios en el mundo
para beneficio de toda la humanidad.
Sus
palabras se originan en un deseo abrumador de ver a la
humanidad participando en la creaciùn de un nuevo
destino en el que la guerra no sea ya una opciùn,
Avatar Adi Da ofrece esta Carta Abierta a toda
la "familia" humana.
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Amados míos,
todos y cada uno de ustedes,
La comunicaciùn ofrecida en esta carta es resultado de la
compasiùn y el amor por todos los seres humanos y por el
mundo entero.
Este es el
momento de la verdad para la humanidad. Ahora es cuando deben
tomarse decisiones trascendentales para proteger la existencia
continua de la sociedad humana y de la tierra misma.
Esta carta
no es un manifiesto político, aunque el mensaje en ella se extiende
a líderes políticos de todos los pueblos a los que estos gobiernan.
Es un llamado para enderezar la disposiciùn moral colectiva
de toda la humanidad y para establecer un orden cooperativo global
en base a ello.
En este mensaje
para todo el mundo, hago un llamado a los líderes y educadores
de la humanidad para que acepten de manera activa y para que declaren,
promuevan y exijan universalmente el cumplimiento real de la ley
y medida más simple de la humanidad, la cual he afirmado
en la forma de :
"Cooperaciùn
+ Tolerancia = Paz".
La aceptaciùn
de este ley como disciplina universal es el remedio para la encrucijada
en que se encuentra la humanidad en el presente.
I. Por Qué No Debe Permitirse Más La
Guerra
Hasta el siglo veinte, el potencial destructivo de la guerra,
aunque enorme, era, sin embargo, limitado. Había un límite al
número de gobiernos que tenían acceso a las armas más poderosas,
había un límite al potencial destructivo de esas armas, y había
un límite a los alcances geográficos en que podrían utilizarse
dichas armas. Por lo tanto, la violencia y la devastaciùn
de la guerra, aunque horrible, se encontraba, sin embargo, limitada.
Actualmente,
a fines del siglo veinte, las restricciones previas sobre el potencial
destructivo de la guerra han dejado de ser válidas. La capacidad
para fabricar u obtener armas de alta complejidad tecnolùgica
(ya sea de tipo nuclear, químico o biolùgico) ya no está
limitada a unos cuantos, a los gobiernos de las naciones más grandes.
De hecho esas armas pueden ser obtenidas por grupos pequeûos
de personas decididas a promover sus agendas particulares, a cualquier
costo. Y el potencial destructivo de las armas existentes es ahora
suficiente como para causar una devastaciùn inimaginable.
De esta manera, la humanidad está confrontando dos realidades
tanto nuevas como peligrosas: El número de grupos con acceso relativamente
fácil a armas de guerra extremas está proliferando rápidamente,
y el poder destructivo de esas armas es virtualmente ilimitado.
En el pasado,
las "superpotencias" eran las únicas que poseían las
armas más destructivas. Por eso, hubo un tiempo en que era posible
que una superpotencia pudiera suponer que usando armas convencionales
podía controlar brotes de violencia armada, a menos con cierto
grado de efectividad. Sin embargo, esa época ya pasù.
Cuando las
armas refinadas de destrucciùn masiva se encuentran en las
manos de muchos, la guerra (y el conflicto armado en general)
deja de ser algo que puede "ganarse". Los gobiernos
del mundo, de manera general, están actuando como si no entendieran
o aceptaran esta realidad presente.
En el mundo
de la tecnología de finales del siglo veinte, la guerra en sí
se ha convertido en una amenaza para toda
la humanidad — no solamente para las partes directamente implicadas
en un conflicto en particular. Por lo tanto, de la misma manera
en que la esclavitud vino a ser reconocida como algo subhumano
y por ende inaceptable, la guerra también debe llegar a ser considerada
como obsoleta y no debe ser permitida nunca más. La guerra es
una forma anticuada de hacer las cosas que ha dejado de tener
sentido en el presente y no debe ser aceptada como un instrumento
apropiado de política en el mundo moderno.
Puede parecer
ingenuo e idealista decir que la guerra no debe ser permitida,
pero este llamado para la erradicaciùn de la guerra es, de
hecho, una respuesta necesaria a dos realidades básicas: (1) la
gran disponibilidad creciente de armas de destrucciùn masiva
y (2) la naturaleza del ser humano no iluminado, basada o centrada
en el ego. Dadas estas realidades, la guerra debe dejar de ser
permitida como opciùn — el riesgo implícito es demasiado
grande.
Por lo tanto,
hago un llamado a la "familia" humana para que rechace
y repudie todos los actos de guerra. Hago
un llamado a los gobiernos de este mundo para que rechacen cualquier
posibilidad de hacer la guerra. Hago un llamado a los pueblos,
a los líderes y a los medios para que se unan a la enunciaciùn
de esta advertencia: Debe ponerse un fin a la guerra ya — antes
de que destruya a la humanidad y a la tierra en sí.
II. La Raíz de la Guerra
El individuo humano no iluminado se encuentra en un estado constante
de preocupaciùn por su preservaciùn (a pesar de que
esta preocupaciùn no siempre sea consciente). Esta orientaciùn
hacia la existencia, basada en el yo limitado o el ego, se manifiesta
como la psicología de la búsqueda y el conflicto relativos a todo
lo que supuestamente "no es yo". Por esta razùn,
las vidas egocéntricas de los individuos son una expresiùn
constante del temor, la tristeza y la ira, e inclusive de la falta
de amor. Y la vida colectiva
de seres humanos egocéntricos (expresada en toda clase de grupos
organizados, incluyendo gobiernos), está , de la misma manera,
dominada por los mismos motivos la autopreservaciùn y el
control de lo que está "afuera".
Como escribí
(en "Sobre la Liberaciùn del ego y la Sociedad basada
en el ego, o Cooperaciùn + Tolerancia = Paz" en Eleutherios),
"La humanidad está deprimida de manera crùnica por la
frustraciùn de los impulsos Espirituales y Divinos que son
las características inherentes del corazùn de todos los seres
vivos. El ego — "yo", ya sea individual o colectivo,
es reducido eventualmente a la tristeza y la desesperanza, debido
a la incapacidad de la vida para generar la Felicidad y el Gozo
y la Inmortalidad. Y esa depresiùn contenida en el ego se
vuelve finalmente ira o la confrontaciùn desamorosa con la
totalidad del mundo y cualquier forma que "no sea el ego".
Y cuando la ira se vuelve el estado de ánimo de las sociedades
humanas, la intenciùn primitiva y destructiva del ego frustrado
invade el plano de la humanidad. Ese fuego es expresado en la
forma de todas las agresiones y competitividades de la humanidad,
incluyendo todas las políticas de confrontaciùn basadas en
el ego. Y ese fuego del ego se resume a fin de cuentas en acciones
guerreras".
III. Un Orden Global Cooperativo
La única manera de salir del caos y la destrucciùn de la
guerra es que la humanidad en su conjunto adopte la disciplina
de un orden cooperativo global. Es esencial que los pueblos y
las naciones del mundo trasciendan su deseo de dominaciùn
— renunciando a su deseo de establecer la
supremacía de su propio grupo racial o étnico o su
propia religiùn o su propio sistema político o su propio
interés personal. A cambio, la humanidad debe aceptar su responsabilidad
de conducirse como una comunidad
conectada comunitariamente en lo relativo a cuestiones políticas,
econùmicas, sociales y del medio ambiente. Y a través de
este orden global cooperativo, la humanidad debe resolver colectivamente
el sufrimiento terrible (ya sea originado por la guerra, la explotaciùn,
la pobreza o las realidades crudas de la naturaleza) que padecen
números enormes de la poblaciùn mundial.
Mi llamado
hacia un orden de cooperaciùn global no es un llamado para
el establecimiento de un super-Estado soberano. Más bien, es un
llamado para la renovaciùn de una instituciùn global
existente, las Naciones Unidas, como mecanismo para el establecimiento
y el mantenimiento de dicho orden de cooperaciùn global.
Ese fue el propùsito de la fundaciùn de las Naciones
Unidas (y antes de ella, de la Liga de las Naciones). Para beneficio
del mundo, es imperativo que la O.N.U. cumpla verdaderamente con
su Carta y se vuelva el foro global y el medio para disolver todos
los actos de agresiùn militar. Cuando la O.N.U. se convierta
verdaderamente en el organismo que establezca y proteja el orden
cooperativo global, el mundo entero, en lugar de los gobiernos
o grupos de gobiernos particulares, resultará beneficiado.
Para que la
O.N.U. (y sus agencias asociadas) cumplan con este papel, la O.N.U.
debe ser reformada. Debe haber un retorno a los principios establecidos
en el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas: "practicar
la tolerancia y vivir juntos en paz unos con otros como buenos
vecinos, y unificar nuestra fuerza para mantener la paz y la seguridad
internacionales, y para asegurar la aceptaciùn de los principios
y la instituciùn de métodos para que no se use la fuerza
de las armas, salvo en el interés común, y para el empleo de la
maquinaria internacional para la promociùn del avance econùmico
y social de todos los pueblos."
Actualmente,
los pueblos del mundo no han exigido a las Naciones Unidas que
funcione como un organismo de gobierno mundial. Ese cambio debe
ocurrir dentro de las Naciones Unidas, y los líderes de la O.N.U.
deben llevar a cabo ese cambio. Debe desaparecer la posibilidad
de que un solo gobierno obstruya el proceso apropiado de la O.N.U.
y de que una mayoría de gobiernos oprima a cualquier minoría.
Y la O.N.U. debe tener la autoridad para tomar medidas disciplinarias
apropiadas en contra de gobiernos que violen los principios justos
del orden global cooperativo, incluyendo, como último recurso,
la introducciùn de fuerzas de la paz neutrales y bajo el
patrocinio de las Naciones Unidas.
También es
importante que los representantes de las Naciones Unidas sean
los líderes principales de sus naciones respectivas. olamente
de esta manera la O.N.U. tendrá la autoridad necesaria para ser
un organismo de gobierno mundial. Los líderes de la O.N.U. — y
todos los líderes en ese orden cooperativo global (no solo en
el gobierno sino en todas las áreas del quehacer humano) — tendrán
una responsabilidad muy grande y especial porque, a pesar de que
los individuos dentro del orden colectivo de la humanidad sufran
las incapacidades inmaduras del vivir de acuerdo con el ego, los
líderes del orden colectivo de la humanidad deben (sin ningún
pretexto) preservar y proteger ese orden abandonando los modos
de vida no cooperativos, intolerantes (o faltos de amor) centrados
en el ego, así como las políticas y actividades que resultan de
ello.
Los pueblos
y naciones del mundo deben empezar el siglo veintiuno con el rechazo
al apoyo del enfoque militarista — el enfoque nacionalista, agresivo
y separatista, basado en diferencias raciales, étnicas, religiosas,
econùmicas y políticas. Es posible llevar a cabo dichos cambios
en la vida humana y su gobierno. De hecho, si la humanidad presente
y futura quiere sobrevivir, estos cambios son imperativos — de
manera no violenta y bajo la disposiciùn amable pero persistente
de no estar de acuerdo con la tendencia militarista de la política
mundial.
IV. Cooperaciùn + Tolerancia = Paz
Mi llamado a todos los seres humanos es este: Acepta, con humildad,
que tu posiciùn correcta (así como la de todas las personas)
en la "familia" del mundo no sea la de dominio y control,
sino de cooperaciùn y tolerancia. Solamente sobre los cimientos
de la cooperaciùn y la tolerancia es posible establecer la
paz. En verdad, esta es una ley moral grande y absoluta, la cual
he expresado en la ecuaciùn "Cooperaciùn + Tolerancia
= Paz". Es absolutamente esencial que la humanidad acepte
esta disposiciùn moral.
"Cooperaciùn
+ Tolerancia = Paz" es la gran alternativa al camino de destrucciùn
y debe volverse una disciplina aceptada universalmente. La "familia"
humana debe rechazar de manera completa y definitiva el apoyo
al punto de vista militarista, rechazar el uso de la guerra como
medio para alcanzar metas deseadas. Por medio de este gesto, los
pueblos del mundo pueden sentir su fortaleza e interconexiùn
mutua y su poder colectivo para transformar la política usual
y para crear la paz en el mundo. Todo mundo debe adoptar una disposiciùn
positiva en cuanto a este orden cooperativo global, porque ese
orden cooperativo es para la supervivencia y el bienestar de todo
el mundo.
Que todo mundo actúe de acuerdo con el deseo de su corazùn
para preservar este mundo.
Que todo mundo
actúe de acuerdo con el deseo de su corazùn para preservar
la sociedad de seres humanos.
No permitas
que este don precioso de la existencia humana sea degradado o
inclusive aniquilado.
No permitas
que este mundo precioso que es la Tierra sea destruido.
Preserva estos
dones — haciendo y exigiendo lo que es correcto.
Te ofrezco
estas palabras como una advertencia y un don.
Todo lo que
digo se origina en el amor — por ti y por todo el mundo.
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